domingo, septiembre 14, 2008

Regalo

Desde hacía tiempo ya que venía sintiendo curiosidad por alguna vez leer el titulado "Libro Tibetano de los Muertos" (Bardo Thodol) y finalmente fue ayer cuando una amiga de mi madre, así de la nada, como siempre suele ocurrir con este tipo de cosas, me lo pasó y dijo que si me gustaba que me lo quedara.

Más allá de mi curiosidad natural por éste texto, que tantas veces vi citado en diferentes obras filosóficas y teológicas de oriente, jamás me había preocupado antes por conseguirlo ya sea comprándolo o bien bajándolo de la web. Bueno, dicen que muchos libros tienen un destino propio y supongo que éste ya encontró el suyo.

Rememorando hacia atrás creo que jamás le tuve miedo a la muerte, por lo menos nunca en la forma de un miedo atroz que me aterrara, que no me dejara vivir al pensar sobre ello; de hecho creo que pocas veces pensé en la muerte.

Desde hace ya algunos años atrás, y al ir entendiendo poco a poco de qué va éste juego (Lilah) al que llamamos
"vida", noto que cada día me cuesta más comprender el porqué la gente se aterra o se pone mal cuando la muerte los toca de cerca en sus vidas, sea la de ellos mismo o la de sus seres queridos.

Supongo que todo parte del ego y de la idea errada que tenemos de creer que somos el cuerpo o la mente, de que sólo lo que percibimos y experimentamos en este plano ilusiorio es lo único que existe, lo único Real, cuando en realidad el cuerpo es sólo una fuente de energía y la mente es una máquina procesadora de estímulos y señales, una herramienta práctica para ayudarnos en el día a día y no mucho más. Ambos, cuerpo y mente, son el soporte de la consciencia; y yendo más allá, nosotros ni siquiera somos esa consciencia individual, somos el conjunto de todas ellas.

Al creer en la muerte como algo trágico es lógico que la gente se sienta mal cuando ésta se lleva de su lado a un ser querido, el tema está en saber que ese "ser querido" no es nada distinto a ellos mismos, a nosotros mismos, entonces así ¿qué es lo que se lleva la muerte? ¿Una parte tuya? ¿Cómo podés perder alguna vez una parte tuya? Nada se pierde.

También está el miedo propio de creer que cuando ésta llama a nuestra puerta nos va a hacer desaparecer, que dejaremos de "ser". Si no somos el cuerpo, ni la mente, ni la consciencia entonces ¿qué es lo que deja de "ser"? ¿No será que sólo dejamos de estar limitados a éste plano fragmentado, dual, para ser ya parte del Todo como Unidad? Entonces nuevamente ¿qué es lo que se pierde? ¿Qué es lo que deja de "ser"?

Por último creo que la muerte no es el fin de nada, ni el comienzo de nada; es sólo una transición más de dentro del juego
.

Dejo como introducción algunos textos que extraigo de mi nueva lectura, ojalá los entiendan y disfruten.


"Has de saber que hay una ciencia provechosísima, que supera a todas las demás, la de que el hombre sepa que morirá, lo cual es común a todos los hombres; pues nadie hay que viva eternamente, ni que lo espere ni confíe en ello; sin embargo, poquísiimos encontrarás dueños de esta capacidad de aprender a morir... Te entregaré el misterio de esta doctrina, la cual te beneficiará grandemente como principio de salud espiritual y como fundamento estable de todas las virtudes".
Horologium Sapientiae

"Quien no aprendió a morir, muere contra su voluntad. Aprende a morir y aprenderás a vivir, pues no aprenderá a vivir quien no aprendió a morir".
El viaje de todos los viajes: Enseña al hombre a morir

"Cualquier cosa que exista aquí, existe allí; lo que allí existe, eso mismo existe aquí. Quien aquí ve como si fuese diferente, encuentra muerte tras muerte. Sólo la mente ha de comprender esto, y [por ende] aquí no hay diferencia. Quien ve como si aquí hubiese diferencia, marcha de una muerte a otra muerte".
Kata Upanishad, IV


La esclavitud del renacimiento

"Tal como el hombre desea, así es su destino. Pues tal como es su deseo, así es su voluntad; y como es su voluntad, así es su acto; y como es su acto, así es su recompensa, buena o mala.

El hombre actúa según a los deseos a los que se apega. Después de la muerte, va al otro mundo llevando en su mente las sutiles impresiones de sus actos; y, tras madurar allí la cosecha de sus actos, regresa otra vez a este mundo de la acción. De manera que quien tiene deseo continúa sujeto al renacimiento".
Brihadaranyaka Upanishad


La libertad respecto del renacimiento

"Quien carece de discriminación, aquel cuya mente no es firme y cuyo corazón es impuro, jamás llega a la meta, sino que nace una y otra vez. Pero quien tiene discriminación, aquel cuya mente es firme y cuyo corazón es puro, llega a la meta, y habiéndola alcanzado, no nace más".
Katha Upanishad


El recuerdo de Sri Krishna

"Muchas vidas, Arjuna, vivimos tú y yo. Yo las recuerdo todas, más tú no".
Bhagavad Gita. IV, 5