Se expulsan de la fábrica al obrero de oficio, que controlaba el saber y el tiempo, y al trabajador organizado, de sindicato. Hay coerción y violencia como palancas del aumento del rendimiento, la productividad y la intensidad. El Taylorismo es "una tecnología particular de control del trabajo asalariado", una estrategia económica. Y este incremento da luz a la idea de producción y consumo de masas. Siguiendo con la docilización del cuerpo, se diseccionan y se orquestan, se codifican y se controlan los tiempos y los movimientos, según las parcelas sonoras del reloj.
Al incrementarse la duración real del trabajo, se dispara la tasa de explotación. No se esquiva tampoco la solidaridad de intereses entre guerra e industria. "La guerra es la paz. La libertad es la esclavitud. La ignorancia es la fuerza", diría George Orwell. La línea de montaje y sus cualidades: las piezas circulan ante los obreros en un tiempo que se les expropió, la producción se estandariza tanto a nivel de las mercancías producidas como a nivel de los cuerpos mismos de los trabajadores, que también se economizan y se procuran igualar y calcular. Esta cadena se debe al Fordismo, con el que el trabajo complejo se reduce. Se trata siempre de una carrera desenfrenada por superar y limpiar el camino de las vicisitudes de lo orgánico, de la imaginación, de lo impredecible.
En el siglo XX y XXI el cuerpo del hombre es víctima de una actitud esquizofrénica, lo desprecia la tecno-ciencia a la vez que lo mima la sociedad de consumo. El proceso de individuación no se detuvo en ningún momento. Siguen los códigos del buen vivir a todo vapor, y el cuerpo se hace una especie de bunker personal en un mundo de apariencias tan exaltadas como efímeras. El vacío de sentido lleva al sujeto a replegarse en lo privado para encontrar lo que se exilió de la vida social ordinaria. Se va entonces tras sensaciones nuevas. Ya no hace falta un contacto verdadero con la naturaleza o incluso sus congéneres, se le piden al cuerpo sensaciones que son comandadas, como si existieran botones que es preciso presionar para obtener las funciones asignadas. Todo condicionado y previsto. "El valor del cuerpo se invierte. En lugar de ser el signo de la caída, se convierte en una tabla de salvación", explaya Le Breton. Es un cuerpo moldeado a voluntad, que se somete, y se convierte en un alter ego que nos exonera de la soledad, como si el espejo nos hablara. Pero el espejo siempre devuelve una imagen sutil y a la vez manifiestamente extraña, donde parecemos idénticos, pero exactamente al revés.
El imaginario social hace del cuerpo el lugar de la posible transparencia. Adornarse con signos y consumo arroja el horror y la angustia existenciales, como si fueran algo despojable. En la sociedad occidental, en que todo se vuelve para cada sujeto inaprehensible, incontrolable; el cuerpo es su única certeza. Pero se lo mercantiliza y se lo opone al hombre. Avanzan como ejércitos: los transplantes, las prótesis, toda suerte de máquinas para extender la vida lo más lejos posible de cualquier designio natural o incluso humano. El cuerpo se hace medio de otros cuerpos. El saber biomédico apuesta al cuerpo, no al hombre. La medicina lucha por extirpar la muerte, la persigue, la acorrala. Entonces, los sujetos no se preparan para transitar el proceso del fin de la vida. La muerte ya no es íntima, sino un momento más de alienación.
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Laura, me pareció excelente el trabajo.
"Appreciation is a wonderful thing: It makes what is great in others belong to us as well".
Por eso lo publiqué. Aunque creas bien merecido el 8 que te sacaste, para mi tenés un 10.
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3 comentarios:
¡Gracias!
La cosificación del hombre es una manera de matarlo. Estamos alienados, sin salida. Y cuando creemos haber encontrado las llaves que nos salven de este calvario, nos damos cuenta que estamos excluidos.
¿Cuál sería el ideal al que debería aspirar la humanidad?. Son preguntas que, en mi opinión, todavía no hallaron respuestas saliendo del campo de la teoría.
Muy buen post.
Lauris: ¡De nada!
Adrián: Gracias, yo sólo copié el trabajo, el crédito de este post se lo lleva Laura.
Salutes
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