El Cuarto Camino o Cuarta Vía es una doctrina psicológica, cosmológica y filosófica introducida al occidente por George Ivanovich Gurdjieff, a menudo referida como "El trabajo" o "El Trabajo de Gurdjieff", en el que se establece un conjunto integrado de conocimientos y prácticas en los cuales tienen como propósito alcanzar el desarrollo de la consciencia y la creencia de una evolución espiritual.
Conceptos psicológicos
La Esencia
La Esencia es lo que somos en realidad, el ser absoluto interior, la entidad objetiva individual que adquirimos al nacer, es el centro de nuestra existencia y al cual debemos despertar, alimentar y hacer más consciente. Son los rasgos heredados, en definitiva lo que nos hace seres individuales. Son nuestras características básicas, nuestro talento innato, nuestro tipo de hombre.
La Personalidad y la Falsa Personalidad
El cuarto camino enseña que durante el curso de la vida se van adquiriendo y haciendo propias actitudes, pensamientos de la cultura, familia y sociedad, esto va construyendo una personalidad individual. Esta personalidad toma el control de la Esencia y el individuo llega a creer que él es en realidad su personalidad, o sea lo que hemos adquirido y que es “prestado” en vez de lo que somos en realidad: la Esencia. Es en este punto donde nace la Falsa Personalidad, donde la persona no sabe quien es ya que perdió su identidad y vive encerrada en un auto concepto limitante de la potencialidad del Ser o Escencia. El individuo vive en función de lo que cree que es y no en lo que es en realidad. De esta manera el cuarto camino enseña que en un individuo adulto se manifiesta una personalidad adquirida construida sobre rasgos escenciales del individuo.
El reino del amor de si (Ego)
Lo constituye el ego humano. El ego sólo busca su propia supervivencia, orillado por impulsos mecánicos e instintivos. Es inconsciente e impulsivo, controlado por el orgullo, vanidad y miedo. Gurdieff se refería a la mayoría de los seres humanos como seres que pasan sus vidas en un estado de sueño, “dormidos” en el reino del amor de si, guiados por el orgullo, miedo y vanidad.
La máquina humana
Según Gurdjieff el hombre funciona de forma similar a una máquina, la cual actúa por impulsos y condicionamientos. La mayoría de las personas vive en este estado “mecánico”, dormidos durante toda su vida, exceptuando a algunos seres que logran despertar, auxiliados por una consciencia de si.
La mecanicidad o el sueño
Según el Cuarto Camino, la mecanicidad es el estado natural del ser humano, es el vivir una vida inconsciente e irreflexiva, sólo guiada por instintos.
Gurdjieff enseñaba que pareciera como si las personas estuvieran en un estado dormido, autómata, durante toda su existencia, sin saber cuál es el propósito real de sus vidas. Se levantan por la mañana, se involucran en rutinas mecanizadas, compran productos, ignoran cómo se sienten y quienes son realmente o no saben si son felices en realidad. Se pasan el resto de sus vidas sumergidos en espejismos de la mente, en estados alterados como la ira y la envidia, actuando por orgullo, vanidad y miedo; persiguiendo el dinero, el placer sexual y demás cosas superficiales pensando que con todo eso serán felices, sin saber por qué.
Gurdjieff invita a la humanidad a vivir en el "Mundo Real", a despertar de ese mundo mecánico que es la vida cotidiana y enseña el método (el Cuarto Camino) para conseguirlo.
Existen algunos que logran despertar de ese estado de sueño, de esa "mecanicidad". En su libro "Relatos de Belcebú a sus Nietos", Gurdjieff hace referencia a Seres que logran despertar, "individums" como el Buda Siddarhta Gautama, Jesús de Nazaret, Abraham, el Dalai Lama y Mahoma, todos grandes profetas de las 5 principales religiones contemporaneas, que logran despertar y ver Mundo Real. Una persona consciente, despierta en el sentido del cuarto camino, puede guiar a millones de personas mecánicas.
Por otro lado existen individuos que aprovechan esta ventaja para su beneficio. Estas personas abusivas no han acabado de despertar, sino que continúan dormitando, no han logrado desprenderse de su ego y ven a sus hermanos como vegetan. La "mecanicidad" es bien conocida y aprovechada por políticos, publicistas, incluso por algunos grupos religiosos; pueden mover a millones, porque saben cómo manipularlos mediante sus mas básicos instintos, miedos y necesidades. Estas personas, en lugar de seguir despertando y de ayudar a despertar a sus hermanos, manipulan a las masas cual rebaño para su propio beneficio.
[Extraído de Wikipedia]
Había llegado a Madrás, como huésped de la Casa de Gobierno, el señor Douglas Ainslie (Sr. Grant Duff), un aristocrático caballero inglés, de 70 años de edad, sobrino de un ex Gobernador de Madrás, escritor y poeta, agregado de la Delegación Británica en Atenas, París y La Haya. Vino a ver al Maharshi con una carta de presentación de Paul Brunton. Al día siguiente volvió y permaneció poco menos de una hora en la sala. Esos dos días prácticamente no hubo intercambio de palabras, sólo la mirada encontró a la mirada. Sus hábitos son abstemios; permanece sin alimento de ningún tipo hasta la una de la tarde y entonces almuerza; se dice que toma café y galletas por la noche y que se retira sin más alimento. Se ha mantenido soltero, camina unos kilómetros a diario con el estómago vacío, habla poco y es muy agraciado en sus movimientos. Su voz es baja y suave, y sus palabras parecen venir del corazón. Tiene amigos, entre los cuales podrían contarse al extinto Sir John Woodroffe, Sir Sarvepalli Radhakrishnan y al señor Thomas, profesor de sánscrito en la Universidad de Oxford. Expresó un deseo de escuchar los Vedas. El lunes llegó una carta de Riga y las preguntas contenidas en ella coincidían con las preguntas que el visitante europeo había formulado sobre la existencia de las almas de los difuntos y sobre cómo servirlas mejor.
Se le leyó la respuesta enviada a Riga. En su presencia se repitieron cantos de La Verdad Revelada, del Maharshi, y los Vedas. Él consideró magníficas las recitaciones. Volvió la tarde siguiente, y para asombro de los demás, la noche anterior tuvo una experiencia que repitió al Maharshi. Fue que había visto algo como una luz eléctrica dentro de sí mismo en el centro del corazón, en el lado derecho. Además, agregó que había visto al sol brillando por dentro. El Maharshi sonrió un poco y entonces hizo que se le leyera una traducción del Atmavidya (El Conocimiento del Sí mismo), donde está el dicho críptico de que la realización consiste en llegar al Atman (el Sí mismo) que es la expansión de la consciencia (chidvyoman), para distinguirla de la mente, que es la expansión de chittavyoman. Esta explicación llamó la atención del visitante.
Al hablar de éste, el Maharshi observó después: «Piensen en un anciano de setenta años que no eligió vivir apaciblemente en su propia casa, con los ingresos que había ganado. Cuan intenso ha sido su fervor que ha dejado su país natal, se ha atrevido a emprender un viaje por mar de nueve mil kilómetros, y ha afrontado las penalidades de largos viajes por tren en un país extraño, ignorante de la lengua, sufriendo las vicisitudes de una vida solitaria, sometiéndose a las inclemencias de un clima tórrido, en ambientes que no le son familiares ni acostumbrados. Podía haber sido feliz en su propia casa. Es su anhelo por la paz interna lo que le ha traído aquí».
¡Es exactamente así! Las gentes dicen que la intensidad de su fervor se revela por sus experiencias de iluminación aquí dentro de los cuatro días consecutivos a su llegada.
En lo que concierne a la pregunta sobre las almas de los difuntos, mientras un hombre se identifique con su cuerpo grosero, el pensamiento materializado como manifestaciones groseras debe ser real para él. Debido a la imaginación de que su cuerpo ha sido originado de otro ser físico, el otro existe tan verdaderamente como su propio cuerpo. Habiendo existido aquí una vez, ciertamente sobrevive a la muerte, debido a que la descendencia está aún aquí y siente que ha nacido de ese otro. Bajo estas circunstancias, el otro mundo es verdadero; y las almas de los difuntos se benefician de las plegarias que se ofrecen por ellos. Por otra parte, considerado de una manera diferente, la Única Realidad es el Sí mismo de quien ha brotado el ego que contiene dentro de sí mismo las semillas de las predisposiciones adquiridas en nacimientos anteriores. El Sí mismo ilumina el ego, las predisposiciones y también los sentidos groseros, de modo que las predisposiciones aparecen a los sentidos como si se hubieran materializado como el universo, y devienen perceptibles para el ego, el reflejo del Sí mismo. El ego se identifica con el cuerpo, y así pierde la visión del Sí mismo, y el resultado de esta inadvertencia es la oscura ignorancia y la miseria de la vida presente. El hecho de que el ego surja del Sí mismo y que lo olvide es el nacimiento. Así pues, puede decirse que el nacimiento del individuo ha matado a la madre. El deseo presente de recuperar a la propia madre es, en realidad, el deseo de recuperar al Sí mismo, que es lo mismo que realizarse a uno mismo (iluminación), o la muerte del ego; esto es entregarse a la madre, para que ella viva eternamente.
El Maharshi leyó entonces, de la versión tamil del Yoga Vasistha, la historia de Dirga Tapasi, que tenía dos hijos, Punya y Papa. Después de la muerte de los padres, el menor se lamentaba de la pérdida, mientras el mayor le consolaba como sigue: «¿Por qué lamentas la pérdida de nuestros padres? Yo te diré dónde están; están sólo dentro de nosotros mismos, y son nosotros mismos. Pues la corriente de la vida ha pasado a través de innumerables encarnaciones, nacimientos y muertes, placeres y dolores, etc.; de la misma manera que la corriente de agua de un río fluye sobre rocas, hoyos, arenas, elevaciones y depresiones en su curso y, sin embargo, la corriente no es afectada por ello, así también, los placeres y dolores, los nacimientos y las muertes, son como ondulaciones en la superficie de esa apariencia de agua en el espejismo del ego. La única realidad es el Sí mismo, desde donde aparece el ego que corre a través de los pensamientos que se manifiestan como el universo, y en el que aparecen y desaparecen las madres y los padres, los amigos y los parientes. Ellos no son nada sino manifestaciones del Sí mismo, por lo que los padres de uno no están fuera del Sí mismo. Así pues, no hay ninguna razón para lamentarse. Apréndelo, realízalo, y sé feliz».
... es el nombre de este blog que hace unos días descubrí. Lo escribe Diego y se los recomiendo a todos aquellos que les interesan los artículos sobre filosofía oriental que suelo dejar por aquí. A modo de ejemplo extraigo un post de lo que pueden leer por allí:
La mujer perfecta
Nasrudin conversaba con un amigo.
- Entonces, ¿nunca pensaste en casarte?
- Sí pensé -respondió Nasrudin- En mi juventud, resolví buscar a la mujer perfecta. Crucé el desierto, llegué a Damasco, y conocí una mujer muy espiritual y linda; pero ella no sabía nada de las cosas de este mundo. Continué viajando, y fui a Isfahan; allí encontré una mujer que conocía el reino de la materia y el del espíritu, pero no era bonita. Entonces resolví ir hasta El Cairo, donde cené en la casa de una moza bonita, religiosa, y conocedora de la realidad material.
- ¿Y por qué no te casaste con ella?
- ¡Ah, compañero mío! Lamentablemente ella también quería un hombre perfecto.
Los Cuentos del Mula Nasrudin forman parte inalienable de la Tradición Sufi (*).
(*) Aclaración: El sufismo es la rama mística del islam.