Es como es. Trasciende el lenguaje.
Está más allá de las expresiones
'existencia', 'no-existencia'."
La realidad Última, Final, Absoluta, no es la realidad relativa que captamos con nuestros sentidos, aquellas que procesamos con nuestras mentes, aquella que juzgamos con nuestros valores programados. La realidad última no puede ser definible por palabras, sólo experimentable al realizar en nosotros mismos la consciencia universal de que somos Uno y Todos a la vez.
"La realidad que brilla plenamente,
sin miseria y sin un cuerpo, no sólo cuando
el mundo es conocido, sino también
cuando el mundo es desconocido,
es tu verdadera forma".
Cuando Maharshi se hace referencia al "mundo cuando es conocido" se refiere a nuestro mundo mientras lo percibimos en estado de vigilia (despiertos) así como al que percibimos en sueños. "El mundo desconocido" es aquel que no percibimos al estar en estado de sueño profundo (el sueño sin sueños). Es precisamente en este último estadío, el sueño sin sueño, cuando los humanos carecemos de consciencia de nosotros mismos como meros "cuerpos y mentes" (que es la percepción errada que tenemos sobre nosotros mismos, sobre lo que somos); el estado de reposo, paz y tranquilidad del sueño profundo es el estado real, nuestra verdadera forma.
"No existe la dualidad. Tu conocimiento
actual proviene del ego y es sólo relativo.
El conocimiento relativo necesita un
sujeto y un objeto, mientras que la
consciencia del Yo es absoluta
y no requiere un objeto."
Advaita significa precisamente "No dualidad". Tanto Sri Nisargadatta Maharaj como Sri Ramana Maharshi se realizaron bajo esta doctrina, si es que se la puede llamar así, aunque para nuestras mentes occidentales también se la podría tildar de filosofía o teología. Básicamente la piedra fundamental de ésta es que no existe dualidad, ésta última es creada por nuestras mentes humanas al encarnar en un cuerpo humano. El ego es el que produce la diversidad en todo lo que vemos y percibimos, la multiplicidad de formas, el "yo soy yo" y el "vos sos vos", el vernos como individuos sin relación, el vernos como algo separados, incluso separados del resto de los seres vivos y hasta del mismo mundo. Cuando uno realiza su Yo (nótese la mayúsculas al escribir este Yo) se da cuenta que no hay muchos, todo es Uno. La consciencia del Yo es absoluta y no requiere un objeto porque en el Uno no hay otra cosa que no sea el Uno mismo, no hay un objeto al cual percibir, contra el cual competir, juzgar, poseer, matar. Por esta unidad misma el Uno mismo es Absoluto.
"Tú eres la consciencia del Yo. No hay
necesidad de buscarla o cultivarla. Todo
lo que tienes que hacer es suprimir la
consciencia de otras cosas, del no-Yo.
La indagación del Yo es el hacha que
amputa el ego."
He aquí lo difícil de realizar, el hecho de que no hay que cultivar o buscar nada, que todo está ya dentro nuestro, el tema es que simplemente lo hemos olvidado. Nuestra mirada real sobre las cosas se ha olvidado, no perdido. La falsa visión sobre la consciencia hecha multiplicidad que tenemos sobre la (supuesta) realidad es lo que hay que suprimir para volver a recordar. "¿Quién soy yo?" es la indagación inicial que nos llevará a suprimir nuestro yo adquirido, educado y programado en este plano de Maya.
"La mente regida por el ego tiene minada
su fuerza y es demasiado débil para
resistir los pensamientos que la torturan.
La mente que carece de ego es feliz en
el dormir y soñar. La dicha y la aflicción
sólo son modalidades de la mente."
Los pensamientos, las percepciones, nuestros juicios son las nubes que conforman el ego, el pequeño yo que nubla al Yo real. Felicidad y desgracia, no son más que los márgenes del río de la vida, no debemos quedarnos o apegarnos ni a uno ni a otro. Sólo fluir por el centro, aceptando lo que es, tanto si el río nos lleva hacia una orilla como hacia la otra.