sábado, agosto 01, 2009

Tao Te King (XXXI, XXXII)

XXXI

Las armas son instrumentos nefastos.
El hombre de Tao nunca se sirve de ellas.
El hombre de bien considera la izquierda como sitio de honor,
pero permanece a la derecha cuando porta armas.
Las armas son instrumentos nefastos,
no adecuados para el hombre de bien.
Sólo las usa en caso de necesidad,
y lo hace comedidamente,
sin alegría en la victoria.
El que se alegra de vencer
es el que goza con la muerte de los hombres.
Y quien se complace en matar hombres
no puede prevalecer en el mundo.
Para los grandes acontecimientos
el sitio de honor es la izquierda,
y la derecha para los hechos luctuosos.
El segundo jefe se coloca a la izquierda,
y el primer jefe a la derecha, que es el lugar reservado en los ritos fúnebres.
Quien haya matado
debe llorar con dolor y tristeza.
La victoria en la guerra
debe seguir el rito funerario.


XXXII

El Tao, en su eternidad, carece de nombre.
Aunque mínimo en su unidad,
el mundo no puede contenerla.
Si los príncipes y los reyes
pudieran permanecer en el Tao
todos los seres se les someterían.
El cielo y la tierra
se unirían para llover dulce rocío
El pueblo, sin gobierno
por sí mismo se ordenaría con equidad.
Cuando en el principio se dividió, dando formas a todas las cosas,
tuvo nombres.
Con los nombres supo contenerse,
y así, no corre peligro.
El Tao es al universo
como los riachuelos y los valles son respecto a los ríos y al mar.





domingo, julio 19, 2009

La Presenciación


Interlocutor: Yo estoy lleno de deseos y quiero cumplirlos. ¿Cómo puedo lograr lo que quiero?

Maharaj: ¿Merece usted lo que desea? De un modo u otro usted tiene que trabajar por el cumplimiento de sus deseos. Invierta energía y espere los resultados.

Interlocutor: ¿De dónde voy a sacar la energía?

Maharaj: El deseo mismo es energía.

Interlocutor: ¿Entonces por qué no se cumplen todos los deseos?

Maharaj: Quizás no fue bastante fuerte ni duradero.

Interlocutor: Sí, ese es mi problema. Quiero cosas, pero soy perezoso cuando llega el momento de la acción.

Maharaj: Cuando su deseo no es claro ni fuerte, no puede tomar forma. Además, si sus deseos son personales, para su propio disfrute, la energía que usted les da es necesariamente limitada; no puede ser más que la que usted tiene.

Interlocutor: Sin embargo, a menudo personas ordinarias alcanzan lo que desean.

Maharaj: Después de desearlo muchísimo y durante mucho tiempo. Incluso entonces, sus logros son limitados.

Interlocutor: ¿Y qué hay de los deseos no egoístas?

Maharaj: Cuando usted desea el bien común, el mundo entero quiere con usted. Haga suyo propio el deseo de la humanidad y trabaje usted por él. Ahí usted no puede fracasar.

Interlocutor: La humanidad es obra de Dios, no mía. Yo estoy interesado en mí mismo. ¿No tengo el derecho de ver mis deseos legítimos cumplidos? No harán daño a nadie. Mis deseos son legítimos. Son deseos justos, ¿por qué no se hacen realidad?

Maharaj: Los deseos son justos o injustos según las circunstancias; depende de cómo usted los considere. Es solo para el individuo para el que una distinción entre justo e injusto es válida.

Interlocutor: ¿Cuáles son las líneas directrices para tal distinción? ¿Cómo puedo yo saber cuales de mis deseos son justos y cuales son injustos?

Maharaj: En su caso los deseos que llevan al sufrimiento son injustos y los que llevan a la felicidad son justos. Pero usted no debe olvidar a los demás. Su sufrimiento y su felicidad también cuentan.

Interlocutor: Los resultados están en el futuro. ¿Cómo puedo yo saber lo que serán?

Maharaj: Use su mente. Recuerde, observe. Usted no es diferente de los demás. La mayoría de sus experiencias son válidas para usted también. Piense clara y profundamente, penetre la estructura entera de sus deseos y sus ramificaciones. Ellos son una parte importantísima de su entramado mental y emocional y afectan poderosamente a sus acciones. Recuerde, usted no puede abandonar lo que no conoce. Para ir más allá de usted mismo, usted debe conocerse.

Interlocutor: ¿Qué quiere decir conocerme a mí mismo? Al conocerme a mí mismo, ¿qué es exactamente lo que llego a conocer?

Maharaj: Todo lo que usted no es.

Interlocutor: ¿Y no lo que yo soy?

Maharaj: Lo que usted es, usted ya lo es. Sabiendo lo que usted no es, usted se libra de ello y permanece en su propio estado natural. Todo ello acontece de modo enteramente espontáneo y sin esfuerzo.

Interlocutor: ¿Y qué descubro?

Maharaj: Usted descubre que no hay nada que descubrir. Usted es lo que usted es y eso es todo.

Interlocutor: ¿Pero finalmente qué soy yo?

Maharaj: La negación última de todo lo que usted no es.

Interlocutor: ¡Yo no comprendo!

Maharaj: Es su idea fija de que usted debe ser una cosa u otra la que le ciega a usted.

Interlocutor: ¿Cómo puedo deshacerme de esta idea?

Maharaj: Si usted confía en mí, crea cuando le digo que usted es la presenciación pura que ilumina la consciencia y su contenido infinito. Dése usted cuenta de esto y viva de acuerdo con ello. Si usted no me cree, entonces vaya usted al interior, indagando «¿qué soy yo?», o enfoque su mente sobre «yo soy», lo cual es ser puro y simple.

Interlocutor: ¿De qué depende mi fe en usted?

Maharaj: De su penetración en el corazón de otras gentes. Si usted no puede ver dentro de mi corazón, vea dentro del suyo propio.

Interlocutor: Yo no puedo hacer ni lo uno ni lo otro.

Maharaj: Purifíquese usted por una vida bien ordenada y útil. Observe sus pensamientos, sus sentimientos, sus palabras y sus acciones. Eso aclarará su visión.

Interlocutor: ¿No debo renunciar a todas las cosas primero, y vivir una vida sin hogar?

Maharaj: Usted no puede renunciar. Usted puede dejar su casa y dar un disgusto a su familia, pero los apegos están en la mente y no le dejarán a usted hasta que usted conozca su mente por dentro y por fuera. Lo primero es lo primero —conózcase a usted mismo, todo lo demás vendrá con ello.

Interlocutor: ¡Pero usted ya me ha dicho que yo soy la Realidad Suprema! ¿No es eso conocimiento de sí mismo?

Maharaj: ¡Por supuesto que usted es la Realidad Suprema! ¿Pero y qué? Cada grano de arena es Dios; saberlo es importante, pero eso es solo el comienzo.

Interlocutor: Bien, usted me ha dicho que yo soy la Realidad Suprema. Yo le creo a usted. ¿Qué es lo siguiente que tengo que hacer?

Maharaj: Ya se lo he dicho. Descubra todo lo que usted no es. Ni el cuerpo, ni los sentimientos, ni los pensamientos, ni las ideas, ni el tiempo, ni el espacio, ni el ser ni el no ser, ni esto ni eso —nada concreto ni abstracto que usted pueda señalar es usted. Una mera afirmación verbal no bastará —usted puede repetir una fórmula inacabablemente sin ningún resultado. Usted debe observarse continuamente —particularmente su mente— momento a momento, sin omitir nada. Esta presenciación es esencial para la separación entre el sí mismo y el no sí mismo.

Interlocutor: La presenciación —¿no es mi naturaleza real?

Maharaj: Para presenciar, debe haber algo que presenciar. ¡Estamos todavía en la dualidad!

Interlocutor: ¿Qué hay sobre presenciar al presenciador? ¿La presenciación de la presenciación?

Maharaj: Juntar palabras no le llevará a usted lejos. Vaya usted adentro y descubra lo que usted no es. Nada más importa.



[Extraido del libro "Yo soy Eso" de Sri Nisargadatta Maharaj]






viernes, julio 10, 2009

2 de febrero de 1935

Otro día, el señor Evans-Wentz continuó:

—¿Se puede tener más de un maestro espiritual?

Maharshi: ¿Quién es un Maestro? Después de todo, el Maestro es el Sí mismo. Según las etapas del desarrollo de la mente, el Sí mismo se manifiesta externamente como el Maestro. Avadhuta, famoso santo de la antigüedad, decía que él había tenido más de veinticuatro Maestros. El Maestro es aquél de quien uno aprende algo. A veces, el Gurú puede ser también inanimado, como en el caso de Avadhuta. Dios, el Gurú y el Sí mismo son idénticos.

Un hombre de mentalidad espiritual piensa que Dios es omnipenetrante y toma a Dios como su Gurú. Más tarde, Dios le pone en contacto con un Gurú personal y el hombre le reconoce como todo en todos. Finalmente, a ese mismo hombre, por la Gracia del Maestro, se le hace sentir que su Sí mismo es la Realidad y nada más. Así es como encuentra que el Sí mismo es el Maestro.

Evans-Wentz: ¿Inicia a sus discípulos Sri Bhagaván?

El Maharshi guardó silencio.

Después, uno de los devotos se encargó de responder, diciendo:

—El Maharshi no ve a nadie como fuera de su Sí mismo. Así pues, para él no hay discípulos. Su Gracia es omnipenetrante y Él comunica su Gracia a cualquier individuo que la merece en silencio.

Evans-Wentz: ¿Cómo ayudan los libros a la Realización del Sí mismo?

Ayudante: Sólo en la medida en que a una persona le mentalizan espiritualmente.

Evans-Wentz: ¿Hasta dónde ayuda el intelecto?

Ayudante: Sólo en la medida en que a una persona le hace sumergir el intelecto en el ego, y el ego en el Sí mismo.


[Extraido del libro "Conversaciones con Ramana Maharshi (Tomo I)" de Sri Ramana Maharshi]




martes, junio 30, 2009

Tao Te King (XXIX, XXX)

XXIX

Quien pretende el gobierno del mundo
y transformar éste,
se encamina al fracaso.
El mundo es un jarro sagrado
que no se puede manipular ni retocar.
Quien trata de hacerlo, lo deforma,
quien lo aferra, lo pierde.
Hay quienes marchan adelante,
hay quienes marchan detrás.
Hay quienes permanecen callados,
hay quienes hablan.
Algunos son fuertes, otros débiles.
Algunos medran, otros perecen.
Luego el sabio rechaza el exceso,
la extravagancia y la propia complacencia.


XXX

El que está en el camino del Tao,
no refuerza el imperio de las armas.
Toda acción provoca reacciones.
Sólo zarpas y espinos nacen
en el lugar donde acampan los ejércitos.
Después de la guerra, siguen años de hambre.
El buen general vence, y allí se queda.
No abusa de su poder, no se sobrestima.
Vence y no se jacta, vence porque es su deber.
Cuando las cosas alcanzan su extremo, comienzan a declinar.
Eso es oponerse al Tao.
Y lo que se opone al Tao
Camina rápidamente a su fin.








domingo, mayo 17, 2009

Respuestas de la Memoria

Interlocutor: Unos dicen que el universo ha sido creado. Otros dicen que siempre ha existido y que siempre está sufriendo transformaciones. Unos dicen que está sujeto a leyes eternas. Otros niegan incluso la causalidad. Unos dicen que el mundo es real. Otros —que no tiene ningún ser.

Maharaj: ¿Sobre qué mundo está usted preguntando?

Interlocutor: El mundo de mis percepciones, por supuesto.

Maharaj: El mundo que usted puede percibir es ciertamente un mundo muy pequeño. Y es enteramente privado. Tómelo como un sueño y entiéndaselas con él.

Interlocutor: ¿Cómo puedo tomarlo como un sueño? Un sueño no dura.

Maharaj: ¿Cuánto durará su pequeño mundo propio?

Interlocutor: Después de todo, mi pequeño mundo no es sino una parte del total.

Maharaj: ¿No es la idea de un mundo total una parte de su mundo personal? El universo no viene a decirle a usted que usted es una parte de él. Es usted el que ha inventado una totalidad para que le contenga a usted como una parte. De hecho, todo lo que usted conoce es su mundo privado propio, por muy bien que usted lo haya amueblado con sus imaginaciones y expectativas.

Interlocutor: ¡Ciertamente, la percepción no es imaginación!

Maharaj: ¿Qué otra cosa es? La percepción es reconocimiento, ¿no es así? Algo enteramente desconocido puede ser sentido, pero no puede ser percibido. La percepción implica la memoria.

Interlocutor: Concedido, pero la memoria no lo convierte en ilusión.

Maharaj: Percepción, imaginación, expectación, anticipación, ilusión —todas se basan en la memoria. Apenas hay líneas fronterizas entre ellas. Simplemente se funden unas en otras. Todas son respuestas de la memoria.

Interlocutor: Sin embargo, la memoria está aquí para probar la realidad de mi mundo.

Maharaj: ¿Cuánto recuerda usted? Trate de escribir de memoria lo que usted ha estado pensando, diciendo y haciendo el día 30 del mes pasado.

Interlocutor: Sí, hay un vacío.

Maharaj: No está tan mal. Usted recuerda un montón —es la memoria inconsciente la que hace tan familiar el mundo en el que vive.

Interlocutor: Admitido que el mundo en el que vivo es subjetivo y parcial. ¿Qué hay sobre usted? ¿En qué tipo de mundo vive usted?

Maharaj: Mi mundo es como el suyo. Yo veo, oigo, siento, pienso, hablo y actúo en un mundo que percibo, lo mismo que usted. Pero para usted eso es todo, mientras que para mí es casi nada. Sabiendo que el mundo es una parte de mí mismo, yo no le presto más atención que la que usted presta al alimento que usted ha comido. Mientras está siendo preparado y comido el alimento está separado de usted y su mente está con él; una vez tragado, usted deviene totalmente inconsciente de él. Yo me he comido el mundo y ya no necesito pensar más en él.

Interlocutor: ¿No deviene usted completamente irresponsable?

Maharaj: ¿Cómo podría? ¿Cómo puedo yo hacer daño a algo que es uno conmigo? Al contrario, sin pensar en el mundo, todo lo que yo hago le será beneficioso. Lo mismo que el cuerpo se pone bien inconscientemente, así yo estoy incesantemente activo poniendo bien al mundo.

Interlocutor: No obstante, ¿usted es consciente del inmenso sufrimiento del mundo?

Maharaj: Por supuesto que lo soy, mucho más de lo que lo es usted.

Interlocutor: ¿Entonces que hace usted?

Maharaj: Lo miro a través de los ojos de Dios y encuentro que todo está bien.

Interlocutor: ¿Cómo puede decir usted que todo está bien? Mire las guerras, la explotación, la lucha cruel entre el ciudadano y el estado.

Maharaj: Todos esos sufrimientos los hace el hombre y está dentro del poder del hombre ponerles un fin. Dios ayuda poniendo al hombre frente a los resultados de sus acciones y pidiendo que el equilibrio sea restaurado. El karma es la ley que trabaja por la rectitud; es la mano curativa de Dios.

[Extraido del libro "Yo soy Eso" de Sri Nisargadatta Maharaj]








jueves, abril 30, 2009

31 de enero de 1935

El señor Ellappa Chettiar, un miembro del Consejo Legislativo de la Presidencia de Madrás y un hindú influyente, preguntó:

—¿Por qué se dice que el conocimiento nacido de la escucha no es firme, mientras que el nacido de la contemplación es firme?

Maharshi: También se dice que el conocimiento de oídas (
paroksha) no es firme, mientras que el que nace de la propia comprensión de uno (aparoksha) es firme.

Y también se dice que la escucha ayuda a la comprensión intelectual de la Verdad, que la meditación aclara la comprensión, y, finalmente, que la contemplación suscita la realización de la Verdad. Además, también se dice que todo ese conocimiento no es firme y que sólo es firme cuando es tan claro y tan íntimo como una uva en la palma de la propia mano.

Hay aquellos que afirman que la escucha sólo bastará, puesto que una persona competente que, tal vez en encarnaciones anteriores, ya se ha cualificado, realiza y permanece en la paz tan pronto como escucha la Verdad que se le dice una sola vez, mientras que la persona que no está tan cualificada debe pasar por las etapas prescritas arriba, antes de entrar en
samadhi.

-.-

La señora Piggott regresó de Madrás y efectuó otra visita. Formuló preguntas relativas a la regulación de la dieta.

Piggott: ¿Qué dieta se le prescribe a un
sadhaka (el que está comprometido en prácticas espirituales)?

Maharshi: Alimento
sátvico en cantidades limitadas.

Piggott: ¿Qué es alimento
sátvico?

Maharshi: Pan, frutas, verduras, leche, etc.

Piggott: Algunas gentes toman pescado en el Norte de la India. ¿Se puede hacer eso?

El Maharshi no dio ninguna respuesta.

Piggott: Los europeos estamos acostumbrados a una dieta particular; el cambio de dieta afecta a la salud y debilita a la mente. ¿No es necesario conservar la salud física?

Maharshi: Completamente necesario. Cuanto más débil está el cuerpo, más se fortalece la mente.

Piggott: En ausencia de nuestra dieta habitual, nuestra salud se resiente y la mente pierde fuerza.

Maharshi: ¿Qué entiende usted por fuerza de la mente?

Piggott: El poder para eliminar el apego mundano.

Maharshi: La cualidad del alimento influencia a la mente. La mente se alimenta del alimento consumido.

Piggott: ¡Ciertamente! ¿Cómo pueden los europeos adaptarse sólo al alimento sátvico?

Maharshi: (Señalando al señor Evans-Wentz). Usted ha estado tomando nuestro alimento. ¿Se sintió indispuesto a causa de eso?

Sr. Evans-Wentz: No. Porque estoy acostumbrado a él.

Piggott: ¿Qué hay sobre aquellos que no están tan acostumbrados?

Maharshi: El hábito es sólo un ajuste al medio. Lo que importa es la mente. El hecho es que a la mente se la ha entrenado para pensar que ciertos alimentos son sabrosos y buenos. El material alimenticio ha de obtenerse igualmente bien, tanto en la dieta vegetariana como en la que no lo es. Pero la mente desea determinado alimento porque está acostumbrada a él y lo considera sabroso.

Piggott: ¿Hay restricciones para el hombre realizado de una manera similar?

Maharshi: No. Él está estabilizado, y no es influenciado por el alimento que toma.

Piggott: ¿Preparar una dieta de carne no es matar la vida?

Maharshi: El ahimsa es muy importante en el código de disciplina de los yogis.

Piggott: Incluso las plantas tienen vida.

Maharshi: ¡Y también las losas en las que usted está sentada!

Piggott: ¿Podemos acostumbrarnos gradualmente al alimento vegetariano?

Maharshi: Sí. Ese es el modo.


[Extraido del libro "Conversaciones con Ramana Maharshi (Tomo I)" de Sri Ramana Maharshi]




martes, marzo 31, 2009

Tao Te King (XXVII, XVIII)

XXVII

Un buen caminante no deja huellas.
Un buen orador no se equivoca ni ofende.
Un buen contable no necesita útiles de cálculo.
Un buen cerrajero no usa barrotes ni cerrojos,
y nadie puede abrir lo que ha cerrado.
Quien ata bien no utiliza cuerdas ni nudos,
y nadie puede desatar lo que ha atado.
Así, el sabio que siempre ayuda a los hombres,
no los rechaza.
El sabio que siempre conserva las cosas,
no las abandona.
De él se dice que está deslumbrado por la luz.
Por esto, el hombre bueno no se considera maestro de los hombres;
y el hombre que no es bueno estima como buenas las cosas de los hombres.
No amar el magisterio ni la materia de los hombres,
y aparentar ignorancia, siendo iluminado,
éste es el secreto de toda maravilla.


XXVIII

Quien conoce su esencia masculina,
y se mantiene en el principio femenino,
es como el arroyo del mundo.
Mientras sea como el arroyo del mundo
la virtud eterna no lo abandonará,
y retornará a la infancia.
Quien conoce su propia blancura,
y se mantiene en la oscuridad,
es como ser el modelo del mundo.
Mientras sea como el modelo del mundo,
la virtud eterna no se alterará en él,
y retornará a lo Absoluto.
Quien conoce su gloria,
y se mantiene en la desgracia,
es como el valle del mundo.
Mientras sea como el valle del mundo
la virtud eterna le colmará
y retornará a la sencillez.
Lo sencillo, cuando se divide,
modela todos los útiles.
El sabio, cuando gobierna
rige a todos los ministros
y así conserva la unidad.







sábado, febrero 07, 2009

El Sí Mismo está más allá de la mente

Interlocutor: Cuando era un niño experimenté muy a menudo estados de felicidad completa, cercanos al éxtasis. Más tarde, cesaron. Pero desde que vine a la India reaparecieron, particularmente desde que le encontré a usted. Sin embargo estos estados, por maravillosos que sean, no son duraderos. Vienen y van y no hay ningún conocimiento de cuando volverán de nuevo.

Maharaj: ¿Cómo puede algo ser estable en una mente que ella misma no es estable?

Interlocutor: ¿Cómo puedo hacer que mi mente sea estable?

Maharaj: ¿Cómo puede una mente inestable hacerse a sí misma estable? Por supuesto no puede. La naturaleza de la mente es vagar de un lado a otro. Todo lo que usted puede hacer es llevar el foco de la consciencia más allá de la mente.

Interlocutor: ¿Cómo se hace?

Maharaj: Deseche todos los pensamientos excepto uno: el pensamiento «yo soy». La mente se rebelará al comienzo, pero con paciencia y perseverancia cederá y se tranquilizará. Una vez que usted esté tranquilo, las cosas comenzarán a acontecer espontáneamente y completamente naturales, sin ninguna interferencia de su parte.

Interlocutor: ¿Puedo evitar esta dilatada batalla con mi mente?

Maharaj: Sí, puede. Viva su vida como viene, pero siempre alerta, siempre vigilante, dejando que todo acontezca como acontece, haciendo las cosas naturales de modo natural, sufriendo, regocijándose como la vida lo traiga. Eso también es una vía.

Interlocutor: Bien, entonces puedo casarme, tener hijos, llevar un negocio ser feliz.

Maharaj: Ciertamente. Usted puede ser feliz o no, tómelo a su paso.

Interlocutor: Pero yo quiero felicidad.

Maharaj: La verdadera felicidad no puede ser encontrada en las cosas que cambian y se desvanecen. El placer y el dolor alternan inexorablemente. La felicidad viene del sí mismo y sólo puede encontrarse en el sí mismo. Encuentre su sí mismo real (swarupa) y todo lo demás vendrá con él.

Interlocutor: Si mi sí mismo real es paz y amor, ¿por qué está tan inquieto?

Maharaj: No es su sí mismo real el que está inquieto, pero su reflejo en la mente aparece inquieto porque la mente es inquieta. Es como el reflejo de la luna en el agua agitada por el viento. El viento del deseo agita a la mente, y el «yo», que no es más que un reflejo del Sí mismo en la mente, aparece cambiante. Pero esas ideas de movimiento, de inquietud, de placer y de dolor están todas en la mente. El Sí mismo está más allá de la mente, presenciador consciente, pero no implicado.

Interlocutor: ¿Cómo alcanzarlo?

Maharaj: Usted es el Sí mismo aquí y ahora. Deje a la mente en paz, permanezca consciente y no implicado y usted se dará cuenta de que estar alerta pero desapegado, observando cómo los acontecimientos vienen y se van, es un aspecto de su naturaleza real.

Interlocutor: ¿Cuáles son los otros aspectos?

Maharaj: Los aspectos son infinitos en número. Dése usted cuenta de uno, y se dará cuenta de todos.

Interlocutor: Dígame usted algo que me ayude.

Maharaj: ¡Usted sabe mejor lo que usted necesita!

Interlocutor: Yo estoy inquieto. ¿Cómo puedo obtener paz?

Maharaj: ¿Para qué necesita usted paz?

Interlocutor: Para ser feliz.

Maharaj: ¿No es usted feliz ahora?

Interlocutor: No, no lo soy.

Maharaj: ¿Qué le hace a usted infeliz?

Interlocutor: Tengo lo que no quiero, y quiero lo que no tengo.

Maharaj: ¿Por qué no lo invierte usted?: Quiera lo que usted tiene y no se preocupe por lo que no tiene.

Interlocutor: Quiero lo que es agradable y no quiero lo que es doloroso.

Maharaj: ¿Cómo sabe usted lo que es agradable y lo que no lo es?

Interlocutor: Por la experiencia pasada, por supuesto.

Maharaj: Guiado por la memoria usted ha estado persiguiendo lo agradable y esquivando lo desagradable. ¿Lo ha logrado usted?

Interlocutor: No, no le he logrado. Lo agradable no dura. El dolor vuelve de nuevo.

Maharaj: ¿Cuál dolor?

Interlocutor: El deseo del placer, el miedo del dolor, ambos son estados de miseria. ¿Hay un estado de placer sin mezcla?

Maharaj: Todo placer, físico o mental, necesita un instrumento. Ambos instrumentos físico y mental son materiales, se fatigan y se agotan. El placer que proporcionan es necesariamente limitado en intensidad y duración. El dolor es el trasfondo de todos sus placeres. Usted los quiere porque sufre. Por otra parte, la búsqueda misma del placer es la causa del dolor. Es un círculo vicioso.

Interlocutor: Puedo ver el mecanismo de mi confusión, pero no veo mi salida de él.

Maharaj: El examen mismo del mecanismo muestra la salida. Después de todo, su confusión está solo en su mente, que hasta ahora nunca se ha rebelado contra la confusión y nunca ha logrado hacerse con ella. Se ha rebelado sólo contra el dolor.

Interlocutor: ¿De modo que todo lo que puedo hacer es permanecer confundido?

Maharaj: Esté alerta. Indague, observe, investigue, aprenda todo lo que pueda sobre la confusión, como opera, lo que le hace a usted y a otros. Viendo claramente la confusión usted deviene limpio de la confusión.

Interlocutor: Cuando miro dentro de mí mismo, encuentro que mi deseo más fuerte es crear un monumento, construir algo que me sobreviva. Incluso cuando pienso en un hogar, esposa e hijos, es porque ello es un testimonio de mí mismo duradero, sólido.

Maharaj: De acuerdo constrúyase un monumento. ¿Cómo se propone usted hacerlo?

Interlocutor: Importa poco qué construya, mientras sea permanente.

Maharaj: Ciertamente, usted puede ver por usted mismo que nada es permanente. Todo se gasta, se viene abajo, se disuelve. El terreno mismo sobre el que usted construye cede. ¿Qué puede usted construir que sobreviva a todo?

Interlocutor: Intelectualmente, verbalmente, yo soy consciente de que todo es transitorio. Sin embargo, de algún modo mi corazón quiere permanencia. Quiero crear algo que dure.

Maharaj: Entonces usted debe construirlo de algo duradero. ¿Qué tiene usted que sea duradero? Ni su cuerpo ni su mente durarán. Usted debe buscar en otra parte.

Interlocutor: Anhelo la permanencia, pero no la encuentro en ninguna parte.

Maharaj: Usted mismo, ¿no es usted permanente?

Interlocutor: Yo he nacido, y moriré.

Maharaj: ¿Puede usted decir verdaderamente que usted no era antes de nacer y puede usted decir cuando esté muerto: «Ahora ya no soy». Usted no puede decir desde su propia experiencia que usted no es. Usted solo puede decir «yo soy». Los demás tampoco pueden decirle a usted que «usted no es».

Interlocutor: No hay ningún «yo soy» en el sueño profundo.

Maharaj: Antes de hacer afirmaciones tan perentorias, examine usted cuidadosamente su estado de vigilia. Usted descubrirá pronto que está lleno de vacíos, cuando la mente se queda en blanco. Note cuán poco recuerda usted incluso cuando está plenamente despierto. Usted no puede decir que usted no estuvo consciente durante el sueño. Simplemente, usted no recuerda. Un vacío en la memoria no es necesariamente un vacío en la consciencia.

Interlocutor: ¿Puedo hacerme a mí mismo recordar mi estado de sueño profundo?

Maharaj: ¡Por supuesto! Eliminando los intervalos de inadvertencia durante sus horas de vigilia, usted eliminará gradualmente el largo intervalo de atención ausente que usted llama sueño. Usted sabrá que está dormido.

Interlocutor: Sin embargo el problema de la permanencia, de la continuidad del ser, no está resuelto.

Maharaj: La permanencia es una mera idea, nacida de la acción del tiempo. El tiempo a su vez depende de la memoria. Por permanencia usted quiere decir una memoria sin cortes a través de un tiempo sin fin. Usted quiere eternizar la mente, lo cual no es posible.

Interlocutor: ¿Entonces qué es eterno?

Maharaj: Eso que no cambia con el tiempo. Usted no puede eternizar una cosa transitoria —sólo lo que no cambia es eterno.

Interlocutor: Yo estoy familiarizado con el sentido general de lo que usted dice. No anhelo más conocimiento. Todo lo que quiero es paz.

Maharaj: Usted puede tener toda la paz que quiera pidiendo.

Interlocutor: Estoy pidiendo.

Maharaj: Debe usted pedir con un corazón indiviso y vivir una vida integrada.

Interlocutor: ¿Cómo?

Maharaj: Desapéguese de todo lo que torna a su mente inquieta. Renuncie a todo lo que perturba su paz. Si usted quiere paz, merézcala.

Interlocutor: Ciertamente todo el mundo merece paz.

Maharaj: Sólo la merecen aquellos que no la perturban.

Interlocutor: ¿De qué manera perturbo yo la paz?

Maharaj: Siendo un esclavo para sus deseos y temores.

Interlocutor: ¿Incluso cuando están justificados?

Maharaj: Las reacciones emocionales nacidas de la ignorancia o de la inadvertencia nunca están justificadas. Busque una mente clara y un corazón limpio. Todo lo que usted necesita es mantenerse tranquilamente alerta, indagando en la naturaleza real de usted mismo. Ésta es la única vía hacia la paz.


[Extraido del libro "Yo soy Eso" de Sri Nisargadatta Maharaj]








domingo, enero 25, 2009

30 de enero de 1935

Prosiguen las charlas de Maharshi con el catedrático de Oxford Evans-Wentz (Leer antes Parte 1 y Parte 2)

Evans-Wentz: ¿Es necesaria la soledad para un
jnani?

Maharshi: La soledad está en la mente del hombre. Uno puede estar en la espesura del mundo y mantener la serenidad de mente; ese tal está en soledad. Otro puede estar en un bosque, y sin embargo ser incapaz de controlar su mente. De este tal no puede decirse que esté en soledad. La soledad es una función de la mente. Esté donde esté, un hombre apegado al deseo no puede tener soledad; un hombre desapegado está siempre en soledad.

Evans-Wentz: Así pues, uno podría dedicarse a su trabajo y estar libre de deseo, y mantenerse en soledad. ¿Es así?

Maharshi: Sí. El trabajo cumplido con apego es una prisión, mientras que el trabajo cumplido con desapego no afecta al hacedor. Ese tal, está en soledad incluso mientras trabaja.

Evans-Wentz: Se dice que en el Tíbet hay muchos santos que permanecen en soledad, y que, sin embargo, son muy útiles para el mundo. ¿Cómo puede ser eso?

Maharshi: Eso puede ser así.
La realización del Sí mismo es la mayor ayuda que puede prestarse a la humanidad. Por consiguiente, se dice que los santos son útiles aunque permanezcan en los bosques. Pero no debe olvidarse que la soledad no está sólo en los bosques. Se la puede tener incluso en las ciudades, en la espesura de las ocupaciones mundanas.

Evans-Wentz: ¿No es necesario que los santos se mezclen con las gentes y que les sean útiles?

Maharshi: Sólo el Sí mismo es la Realidad; el mundo y todo lo demás no lo son.
El ser realizado no ve el mundo como diferente de sí mismo.

Evans-Wentz: Así pues, la realización del santo conduce a la elevación de la humanidad sin que ésta sea consciente de ello. ¿Es así?

Maharshi: Sí. La ayuda es imperceptible, pero aún así está ahí. Un santo ayuda a toda la humanidad, sin que ésta lo sepa.

Evans-Wentz: ¿No sería mejor si él se mezclase con otros?

Maharshi: No hay ningunos otros con los que mezclarse. El Sí mismo es la única y sola Realidad.

Evans-Wentz: Si hubiera cien hombres que hubieran realizado el Sí mismo, ¿no sería eso para el mayor beneficio del mundo?

Maharshi: Cuando usted dice «Sí mismo» se refiere a lo ilimitado, pero cuando le agrega «hombres», usted limita el significado. Hay sólo un único Sí mismo Infinito.

Evans-Wentz: ¡Sí, sí, lo veo! Sri Krishna ha dicho en la Gita que el trabajo debe realizarse sin apego y que ese trabajo es mejor que el ocio. ¿Eso es Karma Yoga?

Maharshi: Lo que se dice se da para que aproveche a los temperamentos de los oyentes.

Evans-Wentz: En Europa, las gentes no comprenden que un hombre en soledad pueda ser útil. Imaginan que sólo pueden ser útiles los hombres que trabajan en el mundo. ¿Cuándo cesará esta confusión? ¿La mentalidad europea continuará chapoteando en ese pantano o entenderá la verdad?

Maharshi: No se preocupe nunca por Europa ni por América. ¿Dónde están éstas sino en su mente? Realice su Sí mismo y entonces todo está realizado. Si usted sueña y ve a varios hombres, y luego despierta y recuerda su sueño, ¿trata de verificar si las personas de su creación soñada están también despiertas?

Evans-Wentz: ¿Qué piensa el Maharshi de la teoría de la ilusión universal (Maya)?

Maharshi: ¿Qué es Maya? Es sólo la Realidad.

Evans-Wentz: ¿No es Maya la ilusión?

Maharshi: Maya se usa para significar las manifestaciones de la Realidad. Así pues, Maya es sólo la Realidad.

Evans-Wentz: Algunos dicen que Sri Sankaracharya fue sólo un intelectual y no un realizado. ¿Es así?

Maharshi: ¿Por qué preocuparse por Sankaracharya? Realice su propio Sí mismo. Los demás pueden cuidarse solos.

Evans-Wentz: Jesucristo curaba a las gentes de sus enfermedades. ¿Es eso sólo un poder oculto (
siddhi)?

Maharshi: ¿Era Jesús consciente en el momento de que estaba curando a los hombres sus enfermedades? Él pudo no haber sido consciente de sus poderes. Hay una historia que dice lo siguiente: en una ocasión, Jesús había curado a un hombre de su ceguera. Con el tiempo, el hombre se volvió malvado. Al encontrarle después de algunos años, Jesús observó su maldad y le preguntó por qué era así. El hombre le contestó diciendo que, cuando era ciego, no podía cometer ningún pecado. Pero que después de que Jesús le hubo curado la ceguera, se volvió malvado y Jesús era el responsable de su maldad.

Evans-Wentz: ¿No fue Jesús un Ser Perfecto que poseía poderes ocultos (
siddhis)?

Maharshi: Pudo no haber sido consciente de sus poderes (
siddhis).

Evans-Wentz: ¿No es bueno adquirirlos, tales como la telepatía, etc.?

Maharshi: La telepatía, o la radio, permiten que uno vea y oiga a distancia. Son todos lo mismo, oír y ver. Si uno oye de cerca o de lejos, eso no constituye diferencia en cuanto a la audición. El factor fundamental es el que oye, el sujeto. Sin el que oye o el que ve, no puede haber ninguna escucha o visión. Éstas últimas son las funciones de la mente. Por consiguiente, los poderes (
siddhis) ocultos sólo están en la mente. No son naturales al Sí mismo.

Aquello que no es natural, sino adquirido, no puede ser permanente y no merece la pena esforzarse por ello. Los poderes sólo indican facultades extendidas. Un hombre posee facultades limitadas y es miserable; quiere expandir sus facultades para poder ser feliz. Pero considere si eso será así; si con percepciones limitadas uno es miserable, con percepciones extendidas la miseria debe aumentar proporcionalmente. ¡Los poderes ocultos no procurarán felicidad a nadie, sino que lo harán completamente miserable!

Además, ¿para qué sirven estos poderes? El presunto ocultista (siddha) desea exhibir los
siddhis para que los demás lo aprecien. Busca aprecio, y si el aprecio no viene, no será feliz. Debe haber otros que le aprecien. Y hasta puede encontrar a otro que posea poderes más elevados. Eso le pondrá celoso y generará infelicidad. El ocultista más alto (siddha) puede encontrar a un siddha más alto todavía, y así sucesivamente hasta que llegue uno que lo vuele todo por los aires en un abrir y cerrar de ojos. Ese es el adepto (siddha) más alto, y Él es Dios o el Sí mismo.

¿Cuál es el poder real? ¿Es acrecentar la prosperidad o establecer la paz? Eso que resulta en la paz es la perfección más alta.

Evans-Wentz: Sin embargo, la gente corriente, en Europa y en América, no apreciarán una actitud tal y desearían una exhibición de poderes e instrucciones con disertaciones, etc.

Maharshi: Las disertaciones pueden entretener a los individuos durante unas horas, sin mejorarlos. Por otra parte, el silencio es permanente y beneficia a toda la humanidad.

Evans-Wentz: Pero el silencio no es comprendido.

Maharshi: No importa. Por el silencio, lo que se entiende es elocuencia. Las disertaciones orales no son tan elocuentes como el silencio. El Silencio es elocuencia incesante. El Maestro Primordial, Dakshinamurti, es el ideal. Él enseñaba a sus discípulos rishis con el silencio.

Evans-Wentz: Pero entonces los discípulos iban a Él. Todo eso está muy bien. Ahora es distinto. Ahora deben ser buscados y ayudados.

Maharshi: Eso es un signo de ignorancia. El poder que le creó a usted ha creado al mundo. Si puede cuidar de usted, similarmente, puede cuidar del mundo también.

Evans-Wentz: ¿Qué piensa el
Bhagavan del «alma perdida» mencionada por Jesucristo?

Maharshi: Piense en qué es lo que hay que perder. ¿Hay algo que perder? Lo que importa es sólo aquello que es natural. Eso debe ser eterno y no puede ser experimentado. Todo lo que nace, debe morir; todo lo que se adquiere, debe perderse. ¿Ha nacido usted? Usted es siempre existente. El Sí mismo nunca puede ser perdido.

Evans-Wentz: El Buda aconseja el sendero óctuple como el mejor, para que nadie se pierda.

Maharshi: Sí. Los hindúes llaman a eso Raja Yoga.

Evans-Wentz: ¿Se aconseja el yoga para un aspirante espiritual?

Maharshi: El yoga ayuda al control de la mente.

Evans-Wentz: ¿Pero no conduce a los poderes ocultos (
siddhis) que se dice que son peligrosos?

Maharshi: Pero usted distinguió su pregunta con las palabras «un aspirante espiritual». Usted no quería dar a entender un buscador de poderes (siddhis).

[Extraido del libro "Conversaciones con Ramana Maharshi (Tomo I)" de Sri Ramana Maharshi]