¿Es posible medir la felicidad?
Desde hace unos pocos años se conoce que las personas con actitudes positivas, alegría y entusiasmo registran una marcada actividad en el lóbulo izquierdo, y quienes se dejan atrapar por la depresión y negatividad poseen esta actividad desplazada hacia el área derecha. De hecho, sujetos con lesiones del área izquierda frontal del cerebro suelen exhibir comportamientos mucho más depresivos que antes la lesión.
Aunque sería muy arriesgado pensar que las emociones humanas se mantienen apresadas dentro de la materia gris, los científicos han seguido la guía de estos hallazgos en los últimos años y han escaneado con la máquina de resonancia magnética funcional por imágenes (FMRI por sus iniciales en inglés) la actividad cerebral de cientos de personas de distintas edades y condiciones espirituales, monjes incluidos. Lo asombroso de estos experimentos fue el descubrimiento de que los monjes budistas denotaban una asombrosa actividad cerebral en el lóbulo derecho, mucho más que las personas comunes. De hecho, cuanta más sabiduría en meditación poseía el monje (llamada ding en idioma chino) tanto más marcada se reflejaba dicha actividad. Y no solo eso, ya que mientras las personas comunes podían incrementar la actividad en la corteza prefrontal izquierda durante el tiempo de meditación, los monjes budistas la mantenían aún cuando no estaban meditando.
Estos hallazgos médicos años recientes sugieren que la gente posee una concepción errada de los métodos para alcanzar el grado de bienestar supremo. De hecho, «el dinero no hace la felicidad» parece ser un dicho más que correcto, más allá de lo que el inconsciente popular siempre lo busque como medio. Según varios especialistas en el tema, los factores más determinantes para alcanzar la felicidad son la autonomía, el sentimiento de sentirse competente, los vínculos con otras personas y la autoestima. Como factores secundarios se encuentran la determinación y el atractivo físico. Solo en último lugar sitúan a la popularidad y al dinero como factores influyentes en la felicidad. Pero estos factores podrían ser muy subjetivos o aplicables a una felicidad limitada.
De igual modo, muchos científicos creen que las investigaciones relacionadas con la actividad cerebral en determina-das zonas no descartan la presencia del espíritu o alma, sino que pueden ser solo un decodificador físico, de estos «mensajes cósmicos».
Foto: Wikimedia Commons
Fuente: La Gran Epoca