miércoles, diciembre 31, 2008

Amanecer 25-12-2008

6.00 a.m. aproximadamente, al llegar a casa luego de mi salida en nochebuena. Las tomé justo antes de acostarme. Las fotografías, como siempre, no están editadas ni retocadas, directo de la cámara a ustedes.



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domingo, diciembre 21, 2008

Tao Te King (XXV, XVI)

XXV

Antes aún que el cielo y la tierra
ya existía un ser inexpresable.
Es un ser vacío y silencioso, libre,
inmutable y solitario.
Se encuentra en todas partes
y es inagotable.
Puede que sea la Madre del universo.
No sé su nombre,
pero lo llamo Tao.
Si me esfuerzo en nombrarlo
lo llamo «grande».
Es grande porque se extiende.
Su expansión le lleva lejos.
La lejanía le hace retornar.
El Tao, pues, es grande y el cielo es grande.
La tierra es grande y también lo es el hombre.
En el universo hay cuatro cosas grandes,
y el hombre del reino es una de ellas.
El hombre sigue la ley de la tierra.
La tierra sigue la ley del cielo.
El cielo sigue la ley del Tao.
El Tao sigue su propia ley.


Tercer línea: "Es un ser Vacío y Silencioso...". Sigo leyendo cosas e interrelacionando las diferentes visiones filosóficas y teológicas orientales, para ello ahora voy a recurrir a una cita del libro que estoy leyendo, lentamente debo confesar, desde ya hace unos meses "El libro tibetano de los muertos" (Bardo Thodol), ese del que ya hice referencia en este post.

Dentro del budismo clásico encontramos dos ramas o escuelas: La Mahayana y La Theravada. Simplificando mucho la cosa puedo decir que la diferencia entre ambas es que tienen interpretaciones diferentes sobre lo que predicó Buda (interesados en profundizar lean el texto linkeado).

Una de las enseñanzas sapienciales y doctrinas esenciales de la escuela Mahayana es sobre el concepto del "Vacío" al que tantas veces se hace referencia en el Tao como en otras filosofías/teologías hinduistas y orientales en general.

Cito:

"El Vacío: En todos los sistemas tibetanos de yoga la comprensión del Vacío es el único gran objetivo; pues comprenderlo es alcanzar el Dharma-Kaya incondicionado (Dharma-Kaya: Cuerpo Divino de la Verdad) -vendría a ser el Estado Último, la realizacion del Absoluto-, el estado primordial de lo increado, de la Supramundana Omni-Consciencia Bodhica: El Estado Búdico. La comprensión del Vacío es también el objetivo de los Theravadistas."



XXVI

Lo pesado es la raíz de lo ligero.
La calma somete a lo agitado.
Así, el sabio cuando viaja
no se aleja de la caravana.
Aunque pueda disfrutar de las cosas más excelsas,
conserva su paz y se hace superior.
¿Cómo el dueño de diez mil carros
puede obrar con ligereza en el imperio?
Quien se comporta ligeramente
pierde la raíz de su poder.
Quien se ofusca,
se pierde a sí mismo.









sábado, diciembre 13, 2008

La mente

Interlocutor: Hay muchos libros interesantes escritos por gentes aparentemente muy competentes, en los que se niega la ilusoriedad del mundo (aunque no su transitoriedad). Según ellos, existe una jerarquía de seres, desde el más bajo al más alto; en cada nivel la complejidad del organismo permite y refleja la profundidad, la amplitud y la intensidad de la consciencia, sin ninguna culminación visible o cognoscible. Una ley suprema gobierna por todas partes: la evolución de las formas por el crecimiento y el enriquecimiento de la consciencia y la manifestación de sus potencialidades infinitas.

Maharaj: Esto puede ser así, o no. Incluso si es así, lo es sólo desde el punto de vista de la mente, pero de hecho el universo entero (
mahadakasha) existe solo en la consciencia (chidakasha), mientras que yo tengo mi estación en lo Absoluto (parama-kasha). En el ser puro emerge la consciencia; en la consciencia el mundo aparece y desaparece. Todo lo que es, es mí mismo; todo lo que es, es mío. Antes de todos los comienzos, después de todos los finales yo soy. Todo tiene su ser en mí, en el «yo soy», que brilla en todo ser vivo. Incluso el no ser es impensable sin mí. Ocurra lo que ocurra, yo debo estar ahí para presenciarlo.

Interlocutor: ¿Por qué le niega usted el ser al mundo?

Maharaj: Yo no niego el mundo. Yo lo veo como aparece en la consciencia, que es la totalidad de lo conocido en la inmensidad de lo no conocido. Lo que comienza y acaba es mera apariencia. El mundo se puede decir que aparece, pero no que es. La apariencia puede durar mucho en alguna escala de tiempo, y ser muy breve en otra, pero finalmente equivale a lo mismo. Todo lo que está sujeto al tiempo es momentáneo y no tiene ninguna realidad.

Interlocutor: Ciertamente, usted ve el mundo existente que le rodea a usted ¡Usted parece comportarse con entera normalidad!

Maharaj: Eso es lo que le parece a usted. Lo que en su caso ocupa todo el campo de la consciencia es sólo una mota en la mía. El mundo dura, pero sólo un momento. Es su memoria lo que le hace a usted pensar que el mundo continúa. Yo mismo, no vivo de memoria. Yo veo el mundo como es; una apariencia momentánea en la consciencia.

Interlocutor: ¿En su consciencia?

Maharaj: Toda idea de «yo» y «mío», incluso de «yo soy» está en la consciencia.

Interlocutor: ¿Es entonces su «ser absoluto» (
paramakasha) inconsciencia?

Maharaj: La idea de inconsciencia existe sólo en la consciencia.

Interlocutor: Entonces, ¿cómo sabe usted que usted está en el estado supremo?

Maharaj: Porque yo soy en él. Es el único estado natural.

Interlocutor: ¿Puede usted describirlo?

Maharaj: Sólo por negación, como incausado, independiente, incomparable, indiviso, incompuesto, imperturbable, incuestionable, inalcanzable por el esfuerzo. Toda definición positiva viene de la memoria y, por lo tanto, es inaplicable. Y sin embargo mi estado es supremamente real y, por lo tanto, posible, realizable, asequible.

Interlocutor: ¿No está usted inmerso atemporalmente en una abstracción?

Maharaj: La abstracción es mental y verbal y desaparece en el sueño profundo, o en el desvanecimiento; reaparece en el tiempo; yo soy en mi propio estado (
swarupa) atemporalmente en el ahora. El pasado y el futuro están solo en la mente, yo soy ahora.

Interlocutor: El mundo es también ahora.

Maharaj: ¿Qué mundo?

Interlocutor: El mundo que nos rodea.

Maharaj: Es su mundo lo que usted tiene en la mente, no el mío. ¿Qué sabe usted de mí, cuando incluso mi conversación con usted está sólo en su mundo? Usted no tiene ninguna razón para creer que mi mundo es idéntico al suyo. Mi mundo es real, verdadero, como es percibido, mientras que el suyo aparece y desaparece, según el estado de su mente. Su mundo es algo extraño, y usted tiene miedo de él. Mi mundo es mí mismo. Yo soy en casa.

Interlocutor: Si usted es el mundo, ¿cómo puede usted ser consciente de él? ¿No es el sujeto de la consciencia diferente de su objeto?

Maharaj: La consciencia y el mundo aparecen y desaparecen juntos, de manera que son dos aspectos del mismo estado.

Interlocutor: En el sueño profundo yo no soy, y el mundo continúa.

Maharaj: ¿Cómo lo sabe usted?

Interlocutor: Al despertar lo sé. Mi memoria me lo dice.

Maharaj: La memoria está en la mente. La mente continúa en el sueño.

Interlocutor: Está parcialmente en suspenso.

Maharaj: Pero su imagen del mundo no es afectada. Mientras que la mente está ahí, su cuerpo y su mundo están ahí. Su mundo está hecho de mente, es subjetivo, está encerrado dentro de la mente, es fragmentario, temporal, personal, cuelga del hilo de la memoria.

Interlocutor: ¿Es así el suyo?

Maharaj: ¡Oh, no! Yo vivo en un mundo de realidades, mientras que el suyo es de imaginaciones. Su mundo es personal, privado, incompartible, íntimamente suyo. Nadie puede entrar en él, ver como usted ve, oír como usted oye, sentir sus emociones y pensar sus pensamientos. En su mundo usted está verdaderamente solo, encerrado en su sueño siempre cambiante, que usted toma por la vida. Mi mundo es un mundo abierto, común a todos, accesible a todos. En mi mundo hay comunidad, penetración inteligible, amor, cualidad real; lo individual es lo total, la totalidad en lo individual. Todos son uno y el Uno es todos.

Interlocutor: ¿Está su mundo lleno de cosas y de gentes como lo está el mío?

Maharaj: No, está lleno de mí mismo.

Interlocutor: ¿Pero usted ve y oye como nosotros?

Maharaj: Sí, yo parezco oír y ver y hablar y actuar, pero para mí eso sólo acontece, como acontecen para usted la digestión o la transpiración. La máquina del cuerpo-mente se ocupa de eso pero me deja fuera de ella. Lo mismo que usted no necesita ocuparse del crecimiento de su cabello, así yo no necesito ocuparme de las palabras y las acciones. Ellas simplemente acontecen y me dejan en paz, pues en mi mundo nada marcha nunca incorrectamente.



[Extraido del libro "Yo soy Eso" de Sri Nisargadatta Maharaj]